martes, 23 de febrero de 2010

LA VOZ DEL RECTOR

























VIGÉSIMA QUINTA GRADUACIÓN ORDINARIA


HACIA UNA CIUDADANÍA RESPONSABLE


Por : Dr. Angel Hernández


En la sociedad dominicana existen muchos motivos de preocupación colectiva. Hoy, el abrir un periódico o escuchar las noticias representa casi una tortura debido al reflejo de hechos de violencia que a diario se suceden. Como sociedad nos estamos acostumbrando a las muertes violentas ya que ese es el pan nuestro de cada día. La capacidad de asombro a diario queda superada por nuevos acontecimientos, en muchos de los cuales están involucrados los mismos que están llamados a controlarla.



Es lamentable que personas inocentes pierdan la vida a manos de antisociales carentes del más mínimo respeto por la vida. La muerte de la estudiante de Ivis Guadalupe Paulino Durán, de 20 años, estudiante de una prestigiosa universidad del país, es un ejemplo de la falta de valores morales que padece nuestra sociedad y sus autores, una vez sean detenidos por la Policía Nacional, deben recibir una condena ejemplar por parte de las autoridades judiciales. Este hecho debe merecer una amplia reflexión de la sociedad dominicana sobre las causas que provocan hechos tan vergonzantes.


A la violencia física se añaden el narcotráfico, que cada día cobra más relevancia social y tiene a su alcance una amplia red de complicidades, la evasión de impuestos, la corrupción administrativa que corroe la eficacia de la administración pública y su impacto social, la violencia intrafamiliar que también cobra muchas vidas a través de los feminicidios, entre otros problemas que debilitan la cohesión de nuestra sociedad y le impiden lograr los niveles de desarrollo a que todos aspiramos.



En nuestro país se han realizado importantes reformas orientadas, precisamente, a que nuestro país sea mejor. Tal es el caso del nuevo Código Procesal Penal. Sin embargo, en los corrillos judiciales y policiales son constantes las quejas sobre su aplicación. Muchos alegados delincuentes recobran la libertad con suma facilidad y, para asombro de todos, vuelven a cometer los mismos delitos. Se aduce que los jueces aplican el referido código en forma muy laxa.



Es el caso también de las leyes que controlan las compras gubernamentales y la ética en la administración pública. Los funcionarios, sin importar el partido a que pertenezcan, declaran de urgencia las obras que por su monto deberían licitar, para evitar de ese modo los concursos, es decir, la transparencia en la asignación de los fondos. No es casual pues, que obras cuyos presupuestos iniciales son pequeños, terminan con ejecuciones presupuestarias que multiplican por varias veces el presupuesto inicial. Ejemplos de este tipo sobran y en los medios de comunicación son comentados frecuentemente.



La Cámara de Cuentas debería establecer como norma la realización de una auditoría a toda obra construida con fondos públicos y, sobre todo, dar a conocer sus resultados a la sociedad. De este modo, los escasos recursos de que dispone el gobierno tendrían un uso más eficiente y, probablemente, un alcance mayor.



Como sociedad debemos ponernos de acuerdo en la necesidad de la reconstrucción moral de nuestras instituciones civiles y políticas. Y debemos empezar por lo más cercano a nosotros. En los próximos meses tenemos una oportunidad brillante para empezar el cambio. En las elecciones de mayo se deben renovar el congreso y las autoridades de los municipios. Como ciudadanos que queremos un mejor país, la elección es simple: Hoy que elegir a los mejores tanto en el congreso como en los municipios, sin importar al partido a que pertenezcan.



En las próximas elecciones, debemos elegir un congreso responsable, que piense en lo que más le conviene a los intereses de la mayoría. A ese congreso, debemos llevar lo mejor de lo mejor de la sociedad dominicana y en cada lista partidaria, hay personas honorables, y a estos es a quienes debemos seleccionar.



Ejerzamos una nueva ciudadanía, una ciudadanía más orientada a la solución de los problemas del país. Y la oportunidad para ello es en mayo venidero.
Hoy ustedes reciben un grado universitario, pero este es el comienzo. En la sociedad se requiere para competir con éxito conocimientos especializados. La licenciatura es la base, pero debemos seguir al postgrado, especialmente al nivel de maestría y de ser posible certificar los conocimientos adquiridos.



Como egresados de esta institución ustedes deben ejercer su profesión apegados a los principios de la ética, con una clara vocación por el bien común. Ustedes fueron formados en base a un espíritu de equipo y en base a los principios de la democracia participativa. En su vida profesional deben actuar respetando siempre las ideas y valores de los demás. En la diversidad está la riqueza de los pueblos y las oportunidades para crecer y lograr las metas colectivas.




Aprovechemos lo bueno que cada uno de nosotros pueda aportar y construyamos juntos una nación más próspera y solidaria, más justa y con menos violencia en donde todos, especialmente, nuestros hijos, puedan vivir y desarrollarse en paz.



Muchas Gracias.

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